Fragmento de Protágoras de Platón


“…los que llevan las enseñanzas por las ciudades, vendiéndolas y traficando con ellas, ante quien siempre está dispuesto a comprar, alaban todo lo que venden. Mas, probablemente, algunos de éstos, querido amigo, desconocen qué, de lo que venden, es provechoso o perjudicial para el alma; y lo mismo cabe decir de los que les compran, a no ser que alguno sea también, por casualidad, médico del alma. Por lo tanto, si eres entendido en cuál de estas mercancías es provechosa y cuál perjudicial, puedes ir seguro a comprar las enseñanzas a Protágoras o a cualquier otro.

Pero si no, procura, mi buen amigo, no arriesgar ni poner en peligro lo más preciado, pues mucho mayor riesgo se corre en la compra de enseñanzas que en la de alimentos. Porque quien compra comida o bebida al traficante o al comerciante puede transportar esto en otros recipientes y, depositándolo en casa, antes de proceder a beberlo o comerlo, puede llamar a un entendido para pedirle consejo sobre lo que es comestible o potable y lo que no, y en qué cantidad y cuándo; de modo que no se corre gran riesgo en la compra. Pero las enseñanzas no se pueden transportar en otro recipiente, sino que, una vez pagado su precio, necesariamente, el que adquiere una enseñanza marcha ya, llevándola en su propia alma, dañado o beneficiado.”




viernes, 13 de noviembre de 2015

El ominoso "Acuerdo Tripartito..." del 14 de noviembre de 1975.



El “derecho de autodeterminación” fue pisoteado en España de manera vergonzosa. Lo hicimos un 14 de noviembre, en 1975, cuando entregamos la administración del Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania. Aunque vivíamos sometidos bajo una dictadura, y la ciudadanía es dudosamente responsable de aquella felonía, lo cierto es que abandonamos a los saharauis inermes ante sus enemigos. Unos huyeron hacia Tinduf. Tras 16 años de guerra y 24 de alto el fuego, permanecen en campamentos de refugiados esperando el ansiado referéndum. Otros se quedaron en sus hogares, y muchos desafían pacíficamente a las autoridades ocupantes que reprimen brutalmente cualquier tipo de manifestación. Ambas comunidades hoy están separadas por un muro minado de más de 2.700 kilómetros (el más largo del planeta) protegido por soldados marroquíes.

Y lamentablemente, todos nuestros Gobiernos han dado la espalda a las gentes de la que fue la última colonia española. Es cierto que la sociedad ha estado muy por encima de sus dirigentes. El acogimiento veraniego de esa infancia exiliada es buena muestra de esta superioridad ética. Pero todo será insuficiente hasta que el pueblo saharaui no pueda elegir de manera libre y democrática su futuro.— Francisco J. Orcajo Campillo.







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